Pocas bebidas han alcanzado el estatus icónico del Martini seco. Más que un simple cóctel, es una declaración de estilo, un símbolo de sofisticación que ha perdurado a lo largo de décadas, desde los bares clandestinos de la Ley Seca hasta los elegantes salones de hotel en Manhattan. Su imagen —una copa triangular, transparente, coronada con una aceituna— evoca un mundo de glamour, misterio y refinamiento.
Origen y Evolución
El origen exacto del Martini seco es motivo de debate entre historiadores de la coctelería. Algunos lo remontan a finales del siglo XIX, posiblemente una evolución del cóctel “Martinez” que se servía en California. Lo cierto es que, con la llegada del siglo XX, la mezcla se fue refinando: menos vermut, más ginebra, y un perfil más seco, limpio y directo, en sintonía con los gustos modernos de la época.
Durante los años 20 y 30, el Martini ganó popularidad entre la élite urbana de Nueva York y Londres. Era la bebida del ejecutivo, del escritor, del espía, y se convirtió en un símbolo de control, poder y elegancia. Para muchos, sostener un Martini era casi un acto performativo.
Cultura y Estilo
El Martini seco encontró su lugar en el cine, la literatura y la televisión. James Bond inmortalizó la frase “agitado, no revuelto” —una herejía para los puristas, pero un testimonio de cómo el personaje convirtió el cóctel en un ícono pop. Autores como Ernest Hemingway y Truman Capote eran devotos de esta bebida, y no es raro encontrar referencias al Martini en obras de arte, canciones y novelas.
El ritual de preparar un Martini también tiene su propio peso simbólico. Desde enfriar la copa hasta elegir entre una aceituna o un twist de limón, todo forma parte de una experiencia casi ceremonial. Es un cóctel que invita a la precisión y al gusto personal. De hecho, hay quienes juran que el “Martini perfecto” solo se logra después de años de práctica y afinación.
Minimalismo Con Carácter
Lo que hace único al Martini seco es su minimalismo. Con apenas dos ingredientes principales, no hay lugar donde esconderse. Cada detalle cuenta: la calidad del destilado, la proporción exacta, la temperatura, la presentación. Es una bebida que no tolera excesos ni errores, y por eso es admirada por quienes valoran la pureza y la intención.
En un mundo cada vez más saturado de sabores artificiales y combinaciones extravagantes, el Martini seco representa lo contrario: un regreso a lo esencial. Es una bebida que no necesita adornos para brillar. Su fuerza está en su sobriedad.
Un Clásico Que Perdura
El Martini seco no es una moda pasajera. Es un clásico que ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder su esencia. Y aunque ha generado innumerables variaciones —desde el Vodka Martini hasta el Dirty Martini— el original sigue siendo insuperable en su equilibrio y elegancia.
Tomarse un Martini seco es beber con intención, con pausa y con estilo.
Maridaje:
Canapés con salmón ahumado.
Tapas saladas como almendras marconas, jamón serrano o boquerones.
Ostras o mariscos frescos.
Quesos suaves como brie o camembert.

Prepara un Martini Seco: de Verdadero Lujo
Esta simple pero clásica receta de la preparación de un Martini Seco, debe estar si o si en tu archivo de bebidas.
Ingredientes
60 ml de ginebra (gin)
10 ml de vermut seco
Hielo
1 aceituna verde o un twist de limón (para decorar)
Instrucciones
- Enfría la copa: Llena una copa de cóctel con hielo y agua mientras preparas el martini, para que esté bien fría.
- Prepara la mezcla: En un vaso mezclador o coctelera, añade bastante hielo, la ginebra y el vermut seco.
- Revuelve o agita: Tradicionalmente se revuelve suavemente con una cuchara de bar por unos 30 segundos. (Aunque James Bond lo prefería “agitado, no revuelto”).
- Sirve: Retira el hielo y agua de la copa. Cuela la mezcla y viértela en la copa fría.
- Decora: Añade una aceituna verde o un twist de cáscara de limón.
Notas
- Usa ingredientes bien fríos, incluida la copa.
- No agites el martini (a menos que estés imitando a James Bond); remover preserva la textura y claridad.
- Ajusta la proporción a tu gusto: un “wet martini” lleva más vermut (hasta 1:3), mientras que un “dry” lleva muy poco.
- Prueba versiones como el Dirty Martini (añade un chorrito de salmuera de aceituna) o el Gibson (guarnición de cebollita en vinagre).